Normalmente, sólo informamos sobre Troy Corser y Leon Haslam cuando los dos corredores están en la carretera en WSBK y sacan el máximo partido de sus BMW S 1000 RR sobre dos ruedas. No es raro que los pilotos lleven tanta gasolina en la sangre que concentrarse en sus series de carreras tradicionales no les baste y les guste adquirir también otras experiencias.
En este contexto, Troy y Leon asistieron hace unos días a un curso de formación de conductores de BMW especialmente adaptado a sus necesidades y que incluía ejercicios específicamente adaptados a sus habilidades de conducción. En la BMW Driving Experience también se trata de adaptar la formación de conductores lo mejor posible a los respectivos conocimientos previos de los conductores y evitar tanto el subesfuerzo como el sobreesfuerzo.
Las berlinas BMW 330i (E90 LCI) con paquete deportivo M sirvieron como equipo de entrenamiento. Gracias a la perfecta distribución del peso, el potente motor de seis cilindros en línea y las ruedas traseras motrices, son muy adecuadas para la conducción dinámica y la exploración de los límites.
Troy Corser: «Ha sido muy divertido. Fue una gran experiencia derrapar y hacer maniobras que no puedes hacer en el tráfico normal. El BMW 330i es muy divertido de conducir y tiene muy buena maniobrabilidad. El instructor nos enseñó mucho más, por ejemplo cómo girar con el freno de mano y cómo controlar el coche correctamente. También estuvo bien conducir en una pista regada, donde puedes pasar de seco a mojado. Fue interesante ver cómo cambia el agarre de los neumáticos y el comportamiento en frenada, por ejemplo».
Leon Haslam: «Ha sido genial. Ha sido emocionante desconectar el control de tracción y acelerar. Realmente puedes sentir la potencia del motor. No es normal hacer algo así en una carretera normal. También el derrape, las curvas, los donuts y cosas así fueron muy divertidos. Vale, Troy me ganó en las carreras, pero aun así fue genial tener también esos elementos competitivos».
Jörg Weidinger (instructor de BMW): «Se nota que los dos están acostumbrados a ir al límite con un vehículo. No tienen ningún problema. No sólo se divirtieron ellos, sino también yo. Porque se notaba que seguían queriendo aprender algo. Hacían preguntas y también tomaban consejos para ser más rápidos y mejores».
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